jueves, 19 de febrero de 2009

Apoteosis para el héroe común (II)

El problema esta en que quizás hemos olvidado el propósito de protección común que nos hizo pasar de manadas a tribus y de estas a ciudades civilizadas. Quizás no lo hemos olvidado sino que simplemente nunca lo hemos reconocido o se encuentra relegado ante otras "prioridades" no tan necesarias o totalmente innecesarias para el desarrollo individual-común.

Debemos sacrificar mas para librarnos del silencio, para romper las cadenas, para cuartear la esfera que nos envuelve a todos. No hablo de sacrificarnos como ovejas para el beneficio de la masa en común, cosa que irrelevante pero sorprendentemente crea confusión e ira entre el vulgo. Esto es porque nadie quiere trabajar para beneficiar a otro pero aun así todos nosotros lo hacemos día a día, en todo momento... Hasta cuando no trabajamos y no consumimos beneficiamos a alguien mas: viendo tv, yendo al cine, tomando alcohol... El estar a la moda es el mayor de los consumos... Y la gran mayoría de las veces el provecho que se saca es abusivo.

¿Sabes por que? Porque nuestra esencia se perdió ante el dinero. El mismo que en el mundo actual, siendo imprimible, sustituible e inagotable, tiene mas relevancia que la vida humana que cuenta con la rareza de ser única en todos sus aspectos y totalmente irrecuperable.

Es necesariamente imperante una reorganización estructural en la psicología social. El hombre debe de recuperar (o crear) su lugar como miembro ciudadano del Estado y la Sociedad. Entender que de el emana toda responsabilidad y poder que tienen las diferentes instituciones. El hombre como ser humano, como ciudadano y como miembro pasivo de la maquinaria sociopolítica es irreemplazable como individuo al mismo tiempo que es sacrificable —una vez cumplida la función básica del Estado como proveedor básico—, ante la masa.

Con sacrificable no me refiero a prescindir ni del cuerpo físico ni de la individualidad sino a reforzar el YO único a través del NOSOTROS común. Primero debemos de tener lo necesario en materia básica todos y luego podemos empezar a poseer lo innecesario. Sin dignidad de nada valen los artículos de producción en masa. Sin educación de nada vale la modernidad arrasante que nos avasalla. Sin salud no se disfruta el vació placer/poder del dinero.

Los hombres como miembros de una especie que ha señoreado las tierras, los mares, los cielos y que ahora gatea en el espacio debemos demandar y trabajar no para un futuro mejor sino para un hoy mejor. El futuro no existe mas allá de un hoy continuo; siempre es hoy y siempre es ahora. No salimos de las cavernas ni descubrimos el fuego para vivir subyugados en cavernas de concreto y hierro, siendo dóciles esclavos serviles de lo que tan solo nos hace perder el tiempo. Nuestra docilidad debe acabar; con ella la rotura de las argollas que nos unen con el decadente sucedáneo de hombre "moderno" y "civilizado" que se atrevió a abandonar su posición milenaria de dios para asumir la de creyente, para tener fe en la sociedad del silencio, y el autocontrol hipócrita y antinatural.


Finaliza en Apoteosis para el héroe común III...


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